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Sobre el Papa León XIV

Sobre el Papa León XIV

El Papa León XIV salió al balcón del Vaticano con una cruz que alberga una reliquia del obispo asesinado por los republicanos en la Guerra Civil Anselmo Polanco

Que las pantallas y el ruido no hipnoticen ni aturdan a los católicos. Los programas de televisión, las portadas de la prensa digital y de papel y los mensajes de jefes de Estado de los días comprendidos entre la muerte del Papa Francisco I y la coronación de su sucesor no deben dar a los católicos, sobre todo a aquellos que viven en la comodidad de las burbujas de sus movimientos y sus parroquias, la impresión de que la Iglesia cuenta con el respeto y hasta la admiración de la mayoría de la humanidad.

En realidad, el cristianismo entero se encuentra en uno de los momentos más trascendentales de su historia bimilenaria. León XIV se enfrenta al regreso a la irrelevancia que la Iglesia tenía al principio de su existencia, sobre todo en una Europa postreligiosa. Miles de templos que todavía existen, se cierran, están vacíos o incluso son quemados. Y ese abandono no se debe exclusivamente a asuntos mundanos como los escándalos sexuales o la corrupción económica, sino a una rendición ante el Mundo.

Quemado cerca de la frontera francesa

Anselmo Polanco nació en Buenavista de Valdavia, Palencia, España, el 16 de abril de 1881. Fue ordenado sacerdote en el convento agustino de Valladolid en 1904. Se dedicó a la formación de religiosos y enseñó teología, siendo elegido, en 1932, prior de la provincia de Filipinas. En 1935 fue ordenado obispo de Teruel.

El 8 de enero de 1938 fue hecho prisionero por el ejército republicano. Durante los tres años que vivió en prisión, animó a sus compañeros organizando una intensa vida espiritual, con prácticas de piedad y meditación. El 7 de febrero de 1939, pocos días antes del final de la guerra, fue ejecutado y luego quemado a pocos kilómetros de la frontera francesa. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 1 de octubre de 1995.

 La Gaceta