Campaña Manos Unidas 2010 – “Contra el hambre, defiende la Tierra”
El año pasado se cumplían 50 años de Manos Unidas, que es una Asociación de la Iglesia Católica en España para la ayuda, promoción y desarrollo del Tercer Mundo.
Con motivo de las bodas de oro de su existencia, los obispos de la Conferencia Episcopal Española hemos escrito un Mensaje de felicitación, agradecimiento y estímulo a los numerosos asociados y colaboradores que, inspirados por su conciencia cristiana, están comprometidos generosamente en la lucha contra el hambre en el mundo.
Durante estos cincuenta años, Manos Unidas ha trabajado para erradicar la miseria, la nutrición deficiente, la enfermedad y el atraso cultural en los Países del Tercer Mundo, y para identificar y eliminar las causas estructurales; ha denunciado en la sociedad española el problema del hambre, “resumen de todas las injusticias” y las penurias del subdesarrollo; ha descubierto las causas y propuesto eficaces remedios; ha reunido fondos para financiar proyectos de desarrollo agrícola, sanitario, educativo, social y de promoción de la mujer, y se ha esforzado por atender graves situaciones humanas. Sus campañas contra le hambre se insertan con naturalidad en la práctica de la Iglesia, que a través de los siglos ha ido acompañando solidariamente a hombres y mujeres como signo del amor misericordioso de Jesucristo.
El lema de la Campaña de este año es: “Contra el hambre, defiende la Tierra”. Esta Campaña LI (nº 51) aborda la lucha contra el hambre desde la defensa de la Tierra, la casa del hombre, y la sostenibilidad del medio ambiente, teniendo en cuenta principalmente las consecuencias que el cambio climático origina para la vida de los más pobres. En esta etapa de crisis y cambio globales, el Papa Benedicto XVI se pregunta: “¿cómo no evocar la crisis alimentaria y el cambio climático, que dificultan todavía más el acceso a los alimentos y al agua a los habitantes de las regiones más pobres del planeta?” ( Benedicto XVI, Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, 8 de enero de 2009)
Ante los problemas de medio ambiente, es necesario desarrollar en el corazón de cada persona y en las actividades de toda sociedad las actitudes de servicio y solidaridad. El hombre es administrador fiel de la Tierra, cuando cuida de los bienes de la creación que le han sido confiados en lugar de destruirlos y de dilapidarlos. La humildad, no la arrogancia, sitúa al hombre frente al medio ambiente. El servicio responsable exige que se tome en consideración el bien común universal, que transciende todos los intereses privados, todas las fronteras nacionales y, más allá del presente, alcanza a las generaciones futuras.
Con esta Carta pastoral, como Obispo expreso públicamente mi agradecimiento cordial y sincero al Presidente y Equipo de Manos Unidas en nuestra Diócesis de Santander y a todos los voluntarios por su labor generosa y eficaz durante todo el año. Gracias a Dios la respuesta de los diocesanos es generosa y permite financiar los proyectos propuestos para cada año.