Comunión y Liberación frente a una sociedad sin fuerzas
Esta semana tuvo lugar una conferencia magistral del padre Julián Carrón, presidente internacional del Movimiento Comunión y Liberación, una agrupación eclesial que surgió en Milán, Italia en 1954, cuando su fundador Luigi Giussani, a partir de experiencias vividas, consideró importante impulsar la educación cristiana para colaborar con la misión de la Iglesia en todas las esferas de la sociedad.El nombre de Comunión y Liberación surgió en 1969, y sintetiza el convencimiento de que el acontecimiento cristiano, vivido en comunión, es el fundamento de la auténtica liberación humana. La organización tiene presencia en 90 países y el papa emérito Benedicto XVI, trabajó muy de cerca con este movimiento.
El tema de la conferencia fue “Un nuevo inicio para México, ¿de dónde partir?”, aunque este título podría aplicarse a cualquier parte del mundo. El Dr. Jorge Traslosheros, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, quien abrió la sesión discursiva, preguntó si en verdad es posible un nuevo inicio.
“¿Es posible salir de nuestro cansancio?”, cuestionó, tras señalar que incontables personas están inconformes con la realidad que se vive, y que de un modo superficial explican como la pérdida de valores en la sociedad.
Jorge Traslosheros abordó el tema de la violencia y la corrupción en México y señaló que incontables actos delictivos han sido causados por gente que actúa con una aguda planeación, lo que deja ver que hay un uso de la racionalidad, pero la negación de la bondad en la forma de actuar.
Luego, el padre Julián Carrón, ante un auditorio lleno, señaló que más que la falta de una coherencia ética en la sociedad, el verdadero problema radica en que domina la indolencia, la parálisis de la persona, lo que revela que la energía interna del hombre, o sea el deseo, se ha debilitado. La disminución del deseo, que es una reducción del yo, impide que podamos reconocer la realidad. La gravedad de la crisis actual es infinitamente mayor que una simple incoherencia. Su raíz es el letargo vital, el deseo humano disminuido.
Frente a esto, Julián Carrón indicó que en el fondo hay un problema educativo, ya que en lugares donde se vive la violencia con mayor intensidad, los adultos no han podido proponer formulas adecuadas, contenidos que sean verdaderamente atractivos para los jóvenes y que ellos puedan responder a estos nuevos estímulos, en contra del vacío que experimentan y viven. “La crítica debe empezar en el espejo”, dijo, y citó varios ejemplos testimoniales.
Luego indicó que el cristianismo ha demostrado a lo largo de la historia que tiene una posibilidad civilizadora, ya que reconoce el valor de la vida, el respeto a los otros y la importancia de la defensa de la libertad como un valor prioritario. “La crisis que vivimos demuestra que el intento de desplazar a Dios, es decir, de desplazar la religiosidad auténtica… solo ha propiciado el dominio del poder del hombre sobre el hombre”.
“Atentados a la dignidad del hombre como lo es la trata de personas, la explotación laboral y la corrupción que carcome todos los niveles de nuestra sociedad… hechos que ponen en evidencia la pérdida del valor inviolable de la dignidad de la persona”, dijo.
En la conferencia también participó el Arq. Oliverio González, responsable de esta fraternidad en la República Mexicana, y asistieron el nuncio apostólico en México, Mons. Christophe Pierre; el obispo Eugenio Lira, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, y el Lic. Arturo Manuel Díaz León, director general de Asociaciones Religiosas de Segob, entre otras personalidades.
Crónica.com Opinión de (Carlos Villa Roiz)