Dura crítica del Papa a la especulación financiera
ROMA.- En momentos en que las principales potencias mundiales se sumergen en una alarmante recesión, el papa Benedicto XVI lanzó ayer su ataque más claro y directo contra los motivos del actual descalabro económico mundial, al denunciar la especulación y la búsqueda de ganancia rápida como las principales causas de las crisis financiera y alimentaria que azotan el mundo.
En un mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el 1° de enero, el Papa advirtió que la creciente brecha entre ricos y pobres constituye una amenaza a la paz mundial, e hizo un fuerte llamado para que se contemple un “código de ética común”, tanto en el campo político como en el financiero, es decir, un nuevo marco jurídico para la economía y sus instituciones.
Titulado “Combatir la pobreza, construir la paz”, el documento, de 17 páginas, es un anticipo de la tan esperada encíclica sobre temas sociales que aparecerá a principios del año próximo, dijo el cardenal Renato Martino durante la presentación a la prensa.
El Vaticano envió el texto a todos los jefes de Estado, al secretario general de la ONU y a otros líderes de organismos multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
“Combatir la pobreza implica considerar atentamente el fenómeno de la globalización”, sentenció el Papa, que denunció que “todos los datos sobre el crecimiento de la pobreza relativa de los últimos decenios indican un aumento de la diferencia entre ricos y pobres”.
“Por sí sola la globalización no es capaz de construir la paz, sino que en muchos casos genera conflictos y divisiones. La globalización pone de manifiesto la necesidad de estar orientado hacia un objetivo de profunda solidaridad, que tienda al bien común de todos y cada uno”, agregó.
El Pontífice se manifestó convencido de que la actual crisis alimentaria mundial no se debe a la insuficiencia de alimentos, “sino a las dificultades para obtenerlos y a los fenómenos especulativos”, así como a la falta de “un entramado de instituciones políticas y económicas capaces de afrontar las necesidades y emergencias”.
Benedicto XVI habló del comercio y de las transacciones financieras, y criticó (sin nombrarlo) el proteccionismo de muchos países ricos. “Quisiera hacer un renovado llamamiento para que todos los países tengan las mismas posibilidades de acceso al mercado mundial, para evitar exclusiones y marginaciones”, dijo.
Al presentar el documento, Martino mencionó dos veces a la Argentina, como ejemplo de que la crisis alimentaria no es un problema de producción sino de especulación (ver aparte).
El papa alemán utilizó palabras igual de claras con respecto a la crisis financiera global, que comenzó en Estados Unidos y que contagió al resto del mundo.
“La función objetivamente más importante de las finanzas es sostener a largo plazo la posibilidad de inversiones y el desarrollo”, sentenció, para denunciar luego que, en verdad, nada de esto sucede.
Hoy se padecen, de hecho, “los efectos negativos de un sistema de intercambios financieros basado en una lógica de muy corto plazo, que busca el incremento del valor de las actividades financieras y se concentra en la gestión técnica de las diversas formas de riesgo”, indicó el Pontífice.
“La reciente crisis demuestra también que la actividad financiera está guiada a veces por criterios meramente egoístas, sin consideración del bien común a largo plazo -agregó-. Las finanzas limitadas de este modo al corto plazo llegan a ser peligrosas para todos, también para quien logra beneficiarse de ellas durante las etapas de euforia financiera”.
Como en otros mensajes para la Jornada Mundial de la Paz, el Santo Padre recordó que la pobreza “se encuentra frecuentemente entre los factores que favorecen o agravan los conflictos, incluidas las contiendas armadas”.
Y, preocupado ante la magnitud del gasto militar a nivel global -que según el cardenal Martino fue de 1,3 billones de dólares en 2007, el 6% más que en 2006-, llamó a una reducción del gasto en armamentos.
Crecimiento demográfico
En otro orden, denunció a quienes vinculan la pobreza con el crecimiento demográfico. Y criticó duramente las campañas para reducir la natalidad “con métodos que no respetan la dignidad de la mujer ni el derecho de los cónyuges a elegir responsablemente el número de hijos y, lo que es más grave aún, frecuentemente ni siquiera respetan el derecho a la vida”.
“El exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza es, en realidad, la eliminación de los seres humanos más pobres”, clamó.
El Santo Padre sostuvo que, al contrario, “la población se está confirmando como un factor de desarrollo y no como un factor de pobreza”. Algo que, en su opinión, queda demostrado por la aparición “de nuevas potencias económicas que han obtenido un rápido desarrollo precisamente gracias al elevado número de habitantes”, dijo, al referirse, sin mencionar, a China y la India.
El Papa también aludió al drama de la pobreza infantil, al destacar que “casi la mitad de quienes viven en la pobreza absoluta son niños”.
Benedicto XVI, que subrayó el fracaso de las políticas marcadamente asistencialistas en el combate contra la pobreza, concluyó su mensaje subrayando la urgencia de “superar el escándalo de la desproporción existente entre los problemas de la pobreza y las medidas que los hombres adoptan para afrontarlos”.
Para el Papa, esta desproporción “es de orden cultural y político, así como espiritual y moral”.
“Los problemas de desarrollo, de las ayudas y de la cooperación internacional se afrontan a veces como meras cuestiones técnicas, que se agotan en establecer estructuras, poner a punto acuerdos sobre precios y cuotas, en asignar subvenciones anónimas, sin que las personas se involucren verdaderamente”, señaló.
“En cambio -añadió- la lucha contra la pobreza necesita hombres y mujeres que vivan en profundidad la fraternidad y sean capaces de acompañar a las personas, familias y comunidades en el camino de un auténtico desarrollo humano.”
La Nación Exterior/ Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia 12.12.2008