Lidia:

A veces da vértigo pensar en ese realismo de los Evangelios, como en Navidad que invita a tocar a Dios

Pedro:

-En efecto, no parece posible para el ser humano en este mundo tocar a Dios porque vuestro brazo no es tan largo, si me permites la expresión. Sin embargo, la Navidad nos dice que es posible porque el Hijo de Dios salva la distancia infinita respecto a los hombres para abrazaros por amor. Esto es lo que se celebra adorando al Niño en el pesebre, primero los pastores y después los Magos venidos de lejanas tierras.

Todos ellos pueden tocar a Dios y tiene razón el apóstol Juan cuando escribe años más tarde, sin salir de su asombro: «Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han palpado nuestras manos a propósito del Verbo de la vida -pues la vida se ha manifestado: nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, que estaba junto al Pare y que se nos ha manifestado-, lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos para que también nosotros estéis en comunión con nosotros» (1 Juan 1,1-3).

Jesús Ortiz