Indulgencias Plenarias en el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa
Con motivo de los 500 años del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, la Santa Sede ha concedido a todas las diócesis de España la celebración de un Año Jubilar. De ese modo, los fieles podrán recibir la Indulgencia Plenaria, que se obtiene visitando un templo jubilar para rezar por el Papa, encomendarse a santa Teresa y participar en algún oficio litúrgico, y confesar y comulgar en los ocho días anteriores o siguientes. También puede ofrecerse por el alma de un difunto, y ganarse a diario (una sola vez al día). Por eso, cada diócesis ha designado templo jubilar a su catedral, además de otros templos.
En Madrid, estos son los templos (por diócesis) en los que se puede ganar la indulgencia plenaria:
Catedral de la Almudena
Alcalá de Henares: Monasterio Santa María del Corpus Christi, conventoPurísima Concepción y convento San Ignacio Mártir (Loeches).
Getafe: Monasterio Cerro de los Ángeles, monasterio La Aldehuela y convento La Encarnación (Boadilla del Monte).
Madrid: Parroquia Santa Teresa y San José, convento Santa Ana y San José,convento Santa Teresa de Jesús, convento Nuestra Señora de las Maravillas, convento Sagrado Corazón (Aravaca) y monasterio Sagrado Corazón y San José (San Lorenzo de El Escorial).
Arzobispado Castrense: Catedral castrense (Madrid), parroquia Nuestra Señora del Carmen (Madrid), capilla del Hospital Gómez Ulla (Madrid), capilla del Establecimiento Penitenciario Militar (Alcalá de Henares), parroquiaNuestra Señora de Loreto (Alcalá de Henares).
Y para los que quieran ir de excursión a Ávila:
Ávila: Iglesia de la Santa-Casa Natal, convento San José, convento La Encarnación, convento La Gracia, convento Santo Tomás.
“La Santa transitó también el camino de la oración, que definió bellamente como un «tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabernos nos ama» (Vida 8,5). Cuando los tiempos son “recios”, son necesarios «amigos fuertes de Dios» para sostener a los flojos (Vida 15,5). Rezar no es una forma de huir, tampoco de meterse en una burbuja, ni de aislarse, sino de avanzar en una amistad que tanto más crece cuanto más se trata al Señor, «amigo verdadero» y «compañero» fiel de viaje, con quien «todo se puede sufrir», pues siempre «ayuda, da esfuerzo y nunca falta» (Vida 22,6). Para orar «no está la cosa en pensar mucho sino en amar mucho» (Moradas IV,1,7), en volver los ojos para mirar a quien no deja de mirarnos amorosamente y sufrirnos pacientemente (cf. Camino 26,3-4). Por muchos caminos puede Dios conducir las almas hacia sí, pero la oración es el «camino seguro» (Vida 213). Dejarla es perderse (cf. Vida 19,6). Estos consejos de la Santa son de perenne actualidad. ¡Vayan adelante, pues, por el camino de la oración, con determinación, sin detenerse, hasta el fin!”. (Papa Francisco)