El Santuario de Nuestra Señora de Sonsoles está situado a 4 kilómetros de Ávila y es un sitio que invita a la oración personal, por el silencio y recogimiento que en él se disfruta.

En el año 1480 una Hermandad se ocupó de la reconstrucción de unas ruinas, que se han convertido en un lugar que se visita diariamente por gran afluencia de peregrinos y en Ávila se tiene mucha devoción a Nuestra Señora de Sonsoles. Su fiesta se celebra el 31 de mayo, por la Visitación.

A dos días del 40 de mayo, en una mañana soleada, salimos en Romería 35 fieles, con D. Enrique, en un magnífico autobús conducido por Ramón, que ya es como de la familia. En un ambiente festivo, “cantando” como siempre, llegamos a Ávila a las 11 de la mañana y en una visita relámpago hasta las 12, paseamos un poco por la ciudad. A las 13 horas, celebramos la Santa Misa en el Santuario y visitamos el Camarín de la Virgen, donde pasamos por debajo del manto de la misma, pidiéndole su amparo. En la alameda magníficamente conservada del recinto del Santuario, comimos en hermandad, compartiendo “delicatessen” en las mesas de piedra que allí existen. Esta vez, contamos con la presencia de dos niñas, que se lo pasaron fenomenalmente “machacando” al Padre Enrique.

Después de comer, con un fuerte viento que nos acompañó durante toda la estancia en el Santuario, volvimos a Ávila, para, esta vez sí, poder visitar la Catedral y la Casa de la Santa (Santa Teresa de Jesús).

En torno a las cinco y media de la tarde volvimos a casa, aprovechando el viaje para rezar el Santo Rosario. Una hora más tarde, nos despedimos contentos en la puerta de la Parroquia. Un romero