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50 Retazos Sacerdotales: Jorge Dompablo Bernaldo de Quirós (Ordenado en 1987)

Captura de pantalla 2014-04-30 a la(s) 16.51.17A continuación ofrecemos el testimonio de Jorge Dompablo Bernaldo de Quirós, Vicario de San Dámaso (y Nª Sª de la Guía). “Dar razón de Dios” es el título de su testimonio, que se da a continuación y que está  incluido en la página 65 del libro “Alzaré la copa de la salvación”. En este libro 50 sacerdotes de nuestra diócesis nos cuentan su vocación. Se encuentra a vuestra disposición en la Delegación de pastoral vocacional.

Testimonio

Soy cura desde el 14 de marzo de 1987 ¡no me lo puedo creer! Nací en las Navas del Marqués, Ávila, y ya habían nacido otros 8 hermanos cuando yo llegué, con lo cual me asignaron el número 9, pero no quedó ahí sino que nacieron otros 5, total 14. Esto marca fuertemente mi vida y mi vocación. El cariño que recibí, la fe que me transmitieron, fueron los medios para ir escuchando a Dios desde muy pequeño, me fui sintiendo llamado en los acontecimientos de mi vida. Dios se fue encarnando en mi familia, en mi barrio – Caño Roto – Carabanchel, en mi colegio y después en la pequeña lechería con mis padres. Es aquí donde en el trato con la gente voy viendo a Dios siempre muy cercano y especialmente en las situaciones más conflictivas. “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré” Mt. 11, 28.

¡Son tantos los que buscan a Jesús! Ser cura, no podía imaginar ni siquiera el día de mi ordenación que iba a ser “Mayores cosas veréis”. Dios encarnado y siempre atento a todos y en cada persona comprometiéndose con ella – “La gente lo apretujaba y él se volvió y dijo: ¿quién me ha tocado?” – la hemorroisa – (Lc. 8, 45-47) Y Jesús transforma todo, hasta la muerte “.Quién es este que hasta el mar y el viento le obedecen” Y transforma la muerte en sueño “Talitha Kumi – a ti te digo niña levántate” Mc. 5, 41.

Mi ser cura surge del Evangelio como esperanza para los pobres. Dios escucha el grito de su pueblo: jóvenes sin horizonte, droga, gitanos desatendidos, inmigrantes, personas mayores, cristianos de toda la vida sujetos a la ley y lejos de una vivencia positiva, libre del Evangelio, llenos de temor viviendo la religión más como miedo al infierno que como alegría por el cielo, por el encuentro con Dios.

Estos 26 años de cura han sido una evolución constante o mejor dicho una elevación constante y feliz hacia el encuentro con Jesucristo, con el Padre, con el Espíritu Santo. Y las personas con problemas han sido para mí la visibilización encarnada de Dios. Por poner tres, cuatro personas que marcaron mi vida cristiana y sacerdotal:

Oscar Romero: ”en nombre de Dios cese la represión” “si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño”. Helder Cámara: “cuando doy pan a un pobre me llaman santo, cuando pregunto por qué el pobre no tiene pan me llaman comunista”. Pedro Casaldáliga: “la mesa compartida”. Madre Teresa de Calcuta: “yo sólo soy el lápiz, Dios es quien escribe”. Iglesia y mundo, Dios te hace mirar a todos con amor.

He vivido siempre con un grupo de jóvenes con problemas de droga, alcohol, con gitanos, inmigrantes, y siempre compartiendo mi vida y mi fe desde el compromiso cristiano, para dar testimonio desde la vida y desde la fe en la calle y en la parroquia.

En mi primer borrador empezaba diciendo, soy Jorge, un cura feliz porque me he encontrado con Dios cara a cara en cada uno de mis hermanos, los hombres y mujeres que han rodeado mi vida.