«Benedicto XVI no tenía fuerzas para la limpieza necesaria en el Vaticano»
La trayectoria personal y profesional de la periodista Paloma Gómez Borrero está cargada de anécdotas, las mismas que quiso compartir y recordar antes de iniciar esta entrevista en compañía de sus amigos toledanos, entre los que se encontraba el deán de la Catedral o la ex directora de Cáritas. El olor a café y la tranquilidad de un salón privado en un restaurante de la avenida de Europa, sirven de escenario para que la periodista de raíces castellano-manchegas afincada en Roma y experta en información vaticana desvele al detalle cómo se sucedieron algunos de los hechos más relevantes para la historia contemporánea de la Iglesia.
Primera mujer corresponsal de TVE en el extranjero. ¿Cuál fue la clave para llegar en la década de los 70 a marcar ese precedente en la historia del periodismo nacional?
Se dieron una serie de circunstancias. No había mujeres en TVE, me llamaron para entrar en televisión y como me iba a casar dije que no. Después, casada, ya en Italia, en Pisa, donde después de escribir de la torre de Pisa ya no tienes nada que contar (risas) hasta que a mi marido, militar, le destinaron al Estado Mayor de Roma. Allí empecé en programas infantiles con TVE, pero a la salida del corresponsal Francisco Narbona y a la espera de un nuevo corresponsal me dijeron que hiciera yo la suplencia puesto que ya estaba dentro. Y suplencia, tras suplencia, me tiré doce años y no mandaron a nadie. Yo creo que al principio hicieron hasta apuestas ‘¿cuánto durará la de Roma?’ Viví los últimos años de Pablo VI, su muerte, el cónclave, la elección del Papa Juan Pablo I, dura 33 días, muere, otro cónclave… ¡me ha tocado hasta una renuncia!, si es que me han tocado cosas históricas, he tenido mucha suerte desde el punto de vista informativo.
¿Cuál fue su primer contacto con la información socio-religiosa?
Digamos que de lleno el pre cónclave tras la muerte de Pablo VI. Conseguí algo muy difícil que es tener un directo a un cardenal, batí récord, me llevé siete cardenales a los telediarios, al cardenal Tarancón, a Don Marcelo, era muy divertido, llegaba la RAI y cuando me veían con mi cardenal siempre me decían ‘¡oye déjame al cardenal!’ y yo decía ‘¡no, que el cardenal es mío!’. Mi única tristeza es que pude tener una entrevista histórica al cardenal Albino Luciani y mira por donde dije, ‘no, no, ese no es papable’, y me salió Papa. ¡Perdí la entrevista del siglo!
¿Cómo recuerda esos más de cien viajes con el Papa Juan Pablo II?
Fueron 104 viajes, todos ellos muy importantes. Con Juan Pablo II siempre había noticias. Digamos que algunos, como el primero a Polonia con la Iglesia bajo el dominio soviético, y los de España, el primero y el último, me marcaron. El primero un Papa con mucha fuerza, un Papa que viene a Guadalupe, ‘Extremadura te quiere con locura’ eso fue precioso, y recorrimos toda España con unos discursos magníficos, unos momentos muy entrañables en Ávila con las monjas de clausura, subidas encima de los árboles para verle mejor, fue muy bonito, y luego el último, que ya él sabe que se está muriendo, está muy muy mal y quería despedirse de España, no puede ir nada más que a Madrid porque ya no tiene fuerzas, quiere despedirse de los jóvenes y se reúne con ellos en Cuatro Vientos con frases como ‘se puede ser joven y querer a Cristo’ o ‘las ideas no se imponen, se proponen’; recuerdo a Niña Pastori que se le rompe la voz cantando el Ave María, y otras anécdotas.
Las últimas horas de vida del Papa Juan Pablo II.
Por un lado (suspira) lo vivimos con la tranquilidad de saber que dejaría de sufrir. Tu veías a una persona que no podía hablar, no podía moverse, le habían hecho la traqueotomía, así no se puede vivir. Al mismo tiempo estaban esos jóvenes que le hicieron guardia en la plaza de San Pedro, cantaban bajito, había una ventana con una luz chiquitita y el secretario del Papa me contó que ya, cuando se estaba muriendo, en polaco, dijo, ‘Dejadme ir a la casa del Padre’ y entonces miró al Cristo que tenía en el cuarto. Sus últimas miradas fueron para el Cristo que tenía enfrente, también levantó los ojos a la Virgen de Czestochowa que tenía a la cabecera de la cama y en la mesilla tenía el retrato de sus padres, hizo ese triángulo de miradas y murió.
Vamos a otro hecho histórico, la renuncia del Papa Benedicto XVI.
El Papa Benedicto estaba sufriendo tanto… es muy duro encontrarse que gente en la que tienes puesta tanta confianza te está traicionando, y que dentro del Vaticano está ocurriendo lo que hemos llamado Vatileaks. Físicamente te encuentras sin fuerzas para llevar adelante una limpieza que se necesita y tienes la coherencia y el valor, la humildad, de decir no puedo, hay que meter mano a esto porque esto no puede degenerar, había que poner remedio. Ahora, ¿cuándo iba a renunciar? Yo creo que cuando vio ese informe que por mucho que digan que se ha filtrado, no, no se ha filtrado absolutamente nada, sólo lo sabe el Papa Benedicto que se lo pasó al Papa Francisco, y por supuesto los tres cardenales que lo han confeccionado. Pero no se ha filtrado nada. Cuando el Papa vio lo que había allí y lo que había que hacer… renuncia.
Podemos decir que está de moda creer en el mensaje de Jesús, en la Iglesia.
No es que esté de moda, sino que es una necesidad. La gente de hoy está con tal crisis física, moral y económica, que es necesario.
Y del Vaticano a España. Se habla de la vuelta del cardenal Antonio Cañizares como arzobispo de Madrid. ¿Es la sede adecuada para el arzobispo emérito de Toledo?
Creo que vendrá a España, ¿dónde? ¿cómo? ¿cuándo? eso no lo sé. El Papa está esperando a escuchar a todos los cardenales ahora en marzo, y no me extrañaría que nos diera una sorpresa, ahí lo dejo porque no lo sé.
¿Cómo definiría la personalidad de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco?
De Juan Pablo II siempre digo que era el experto en humanidad; de Benedicto XVI que era un teólogo creador de sinfonías, es un gran músico, toca el piano fantásticamente y sus escritos son sinfonías de Mozart; el Papa Francisco creo que es un hombre que necesita la cercanía, él mismo necesita el diálogo y la gente cerca, y eso lo vemos en las audiencias, la audiencia como catequesis dura 20 o 25 minutos y el Papa con la gente está hora y media o más, también por eso dice que gasta tanto en teléfono, que llama muchísimo por teléfono.
Sobre sus nuevos proyectos, ¿qué puede adelantar?
He terminado un libro que publicaremos pronto. En el prólogo comienzo dirigiéndome a Juan Pablo II, ‘querido Papa, te debía este libro’ entonces es el libro que yo quería escribir esperando que hubiera muerto para contar cosas que quizá no hubiera contado si estuviese vivo. La portada del libro es una foto en la que está el Papa en un compartimento de tren leyendo el breviario. Es un libro muy cercano, tal y como yo le he conocido.
La Tribuna de Toledo. es. 3 febrero 2014