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50 Retazos sacerdotales: Juan Antonio Navarro Salvador (Ordenado en 1990

Captura de pantalla 2013-12-26 a la(s) 12.04.05A continuación os ofrecemos el testimonio vocacional de Juan Antonio Navarro Salvador, Párroco de S. Roque y Sta. Mª. Micaela en Carabanchel. “El escribir no es mi lado fuerte…” es el título de su testimonio, que se da a continuación y que está  incluido en la página 79 del libro “Alzaré la copa de la salvación”. En este libro 50 sacerdotes de nuestra diócesis nos cuentan su vocación. Se encuentra a vuestra disposición en la Delegación de pastoral vocacional.

Testimonio

Estudié en el Seminario Conciliar de Madrid. Me ordenó presbítero D, Angel Suquia. Cuando llegué a la Basílica de de la Merced, lugar de la ordenación  iba lleno de miedo y de incertidumbre, tenía ya 40 años y algo  conocía de mis debilidades,  de mis pecados y de cómo yo podía seguir a Jesucristo. Esperaba una palabra de parte de Dios. Pasaba la ceremonia y allí estaba yo solo hasta que llegó el momento en que el Obispo me preguntó si prometía obediencia y respeto y me dijo: “Dios que comenzó en ti la obra buena,  El mismo la lleve a término”. Yo dije, ésa es la palabra que yo buscaba.

Después de 23 años de presbiterado, puedo decir con todo mi corazón, que esa palabra Dios la ha cumplido. Jesucristo ha sido fiel en estos años, El nunca me ha abandonado y siempre lo he sentido a mi lado, con su amor y su fuerza. En estos años ha habido momentos de mucha dificultad y angustia y ha sido en estas situaciones donde su presencia se ha manifestado tan viva y tan fuerte, que casi se le podía tocar.

Recuerdo los dos primeros años de Seminario que hice en el Albergue de S. Isidro, donde las Hermanas de la Caridad, fueron un testimonio de Fe para mí y los años en Santa Margarita María de Alacoque, visitando enfermos y en Cáritas; ¡buena gente la de esa Parroquia¡

Llevo en mi corazón la primera Parroquia a la que me envió la Iglesia, el Sagrado Corazón de Jesús donde celebré mi primera Eucaristía. Después fui enviado a La Paloma que fue como ir a mi casa, allí he vivido la Fe desde los 18 años  a través del Camino Neocatecumenal y ha sido aquí donde volvió a surgir mi vocación al presbiterado ,que yo recibí de muy joven, pero que no me atreví a seguir. Después Santa Beatriz donde tanto me ayudó el Señor, ¡gente de Fe! Santiago y S. Juan Bautista en el centro de Madrid, cristianos con raíces muy profundas y S. Martín de Porres, que con tantas personas tuvimos una gran experiencia de comunión en la Fe de la Iglesia. Y ahora en San Roque, donde el Señor me sigue bendiciendo.

Siempre me he sentido unido a mi Obispo, del que he recibido apoyo y ánimo. Es verdad que en la comunión con él se construye la Iglesia y es fuente de bendición.

Al paso de los años se va madurando. Para mí como creo que para todo presbítero la Eucaristía es un lugar fundamental; a mí me ayuda mucho la oración secreta del ofertorio: Acepta el corazón contrito y humilde y que este sea hoy mi sacrificio. Siento  que esta es la verdad de todo ser humano.

Dice el Evangelio de S. Juan: “Ahí tienes a tu madre”. ¡Es impresionante¡ De una forma callada, si hacer ruido siento la protección de María, su cuidado hacia mí ¡De cuantos obstáculos me ha librado a lo largo de toda mi vida! Recuerdo momentos de oración en Fátima y en Loreto.

También quiero agradecer a todos los compañeros con quién he compartido la vida pastoral, la oración y la vida, sin ellos no hubiera sido posible el trabajo realizado.

Doy gracias a Dios con todo mi corazón por haberme llamado a éste ministerio tan enorme que ha puesto en mis pobres manos y que da sentido pleno a mi vida.