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50 Retazos sacerdotales: Joaquín María Pery Regalado (Ordenado en 1966)

Captura de pantalla 2013-12-06 a la(s) 15.59.08A continuación os ofrecemos el testimonio vocacional de Joaquín María Pery Regalado, Párroco de San Mamés. “En tu nombre” es el título de su testimonio, que se da a continuación y que está  incluido en la página 13 del libro “Alzaré la copa de la salvación”. En este libro 50 sacerdotes de nuestra diócesis nos cuentan su vocación. Se encuentra a vuestra disposición en la Delegación de pastoral vocacional.

Testimonio

La verdad es que no podía  elegir otro lema. Procedo de familia de marinos. La fe se la debo a mis padres, a quienes tanto he admirado. La vocación surge tantas veces donde el padre y la madre dan testimonio rezando. Con naturalidad veía a mis padres rezar. No se me puede olvidar. A mi padre le he visto tantas veces él solo,  clavado de rodillas, delante de la mesilla de noche orando. Con mi madre formaban un matrimonio cristiano de verdad. Se querían mucho. Cuando mi padre embarcaba se citaba con mi madre para rezar media hora a la vez. Mi madre en la Iglesia y mi padre en el barco. Los dos delante del Señor. Se escribían a diario para contarse lo que habían hecho. La distancia no les separaba.

Yo quería ser también marino. Pero el Señor, como a los primeros apóstoles, me escogió para echar otras redes. En mis primeros años universitarios acompañaba al Padre Llanos al Pozo del Tío Raimundo haciendo chabolas. Iba los domingos. Y surgió la conciencia de la llamada. Cuando me preguntaban qué quería ser varias veces di la misma respuesta:”cura de pueblo”. Me hubiera sido más fácil ser otras cosas. Pero con veinte años, vocación tardía se decía entonces, entré en el seminario.

Pienso ahora: ‘soy cura de pueblo’. Contento de serlo. Paradojas de la vida. Nunca había estado o vivido en pueblos y mi ministerio sacerdotal lo he ejercido siempre la llamada sierra pobre de Madrid.: San Mamés, Villavieja, antes Gascones y ahora Navarredonda.

¿Qué ha supuesto ser cura en pueblos tan pequeños? Fundamentalmente ser cura para todo y para todos. Acompañar ministerialmente todas las situaciones de sus vidas. Desde las fiestas patronales hasta ser el sustituto de la maestra cuando no podía venir. Desde ayudarles en gestiones hasta acompañarles en los grandes acontecimientos y en la cotidianidad de  sus existencias.  He podido estar presente en cualquier circunstancia de su vida  desde su nacimiento hasta el final de su vida terrena. Todo para acercarles un poco más al Señor. Mientras escribo estas líneas recuerdo cómo ayer en la Misa de domingo tuve unas bodas de oro. Podían pasar desapercibidas incluso para ellos mismos pero si insistes, te haces presente,  vienen a la Eucaristía,  se bendicen los anillos que no pueden salir del dedo porque llevan cincuenta años y al final es ocasión de dar gracias a Dios. Y en la inmensa mayoría de esos años he podido ser testigo privilegiado de su caminar, del fruto de su amor en sus hijos y nietos.

Con alegría he visto cómo la mayoría de mis feligreses se han reconciliado con Dios y se han preparado para el bien morir. Doy gracias por la bondad de tanta gente que el Señor me ha puesto en el camino. Porque la gente es fundamentalmente buena.

En los momentos duros me ha ayudado a tener paciencia conmigo y con los demás, a ver el ritmo del Señor que no es el mío. A estar ocupado. A fiarme de El. Y poner mi seguridad en el autentico Pescador de hombres. Durante algunos años celebraba la Eucaristía diaria solo. En esos momentos de purificación el Señor me concedió otra gracia que ha marcado mi ministerio. Ser sacerdote es ser padre. Lo pude comprobar en los más de setecientos niños que pasaron durante años por la Escuela Virgen del Mar que iniciamos en régimen interno, recogiendo a los niños que venían en situaciones de extrema dificultad. Ser padre es cuidar, sostener, ayudar a crecer y remitir al verdadero Padre, el que no falla, el incondicional. A Él me acojo, a Él doy gracias por esta vocación de entrega y de reconocimiento de su presencia, que no me ha faltado. En tu nombre, Señor