Blog

50 Retazos Sacerdotales: Jesús Somovilla de los Santos (Ordenado en 1977)

Captura de pantalla 2013-11-01 a la(s) 17.20.23A continuación os ofrecemos el testimonio vocacional de José Trujillo García, Párroco de San Camilo de Lelis Ciudad de los Ángeles. “Me hizo capaz, se fió de mí y me confío este ministerio” es el título de su testimonio, que se da a continuación y que está  incluido en la página 43 del libro “Alzaré la copa de la salvación”. En este libro 50 sacerdotes de nuestra diócesis nos cuentan su vocación. Se encuentra a vuestra disposición en la Delegación de pastoral vocacional.

Testimonio

No es fácil en unas pocas líneas expresar las experiencias de 35 años de Sacerdocio y más todavía mi testimonio que de esto se ha encargado el día a día de vivirlo. Quisiera antes de nada, dar las gracias a Dios, mirando a lo que fue y es la raíz y motivo de la ordenación recogida en la carta del Apóstol San Pablo a Timoteo:

“Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro  Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confío este ministerio” (1 Tim 1,12)

Apoyado en esta benevolencia del Señor he ido haciendo este camino, que, leído desde la fe, sólo se entiende desde el amor y la fidelidad de Dios para con uno.

Son muchas las veces y estoy seguro que también a muchos de vosotros lo mismo que a mí nos vienen a la memoria: el recuerdo del Seminario, formadores, profesores, padres espirituales, compañeros, parroquias y las distintas tareas que he ido realizando y que me han ido forjando como sacerdote – pastor y servidor del Evangelio y del pueblo de Dios confiado. Sería imposible empezar, en este corto espacio y recordar a tantas y tantas personas y mediaciones de los que el Señor se ha servido para llevar adelante la misión que de Él recibí.

Cada uno de nosotros traemos y llevamos en el corazón rostros concretos, acontecimientos unos buenos y otros no tan buenos, momentos de plenitud, momentos de miedo e inseguridad… de todo se ha servido el Señor para mantenerme en el ejercicio del ministerio. Por eso la palabra que más hondamente marca estos 35 años es: GRACIAS A DIOS (con mayúsculas)

Palabra que expresa el sentimiento sincero de reconocer que desde la pequeñez de mi persona (y de nuestras personas) Dios ha hecho maravillas en nosotros.

No puedo dejar de lado que mi formación y años de ministerio ha estado marcado por el principio y final del Concilio Vaticano II, con todo lo  que lleva de, novedad, ilusión renovadora, de apertura y diálogo con el mundo, de cercanía al hombre histórico y sin problemas… etc. con todos sus riesgos, pero también con toda la esperanza y la fuerza del Concilio, como paso del Espíritu por la Iglesia enviada al mundo para construir el Reino.

Mi vida está marcada por este deseo de apertura, cercanía y servicio a los hombres.

El recuerdo del pasado me lleva a vivir este momento con gratitud y me empuja a mirar con esperanza el futuro, porque creo que la petición que el Sr. Obispo me hizo cuando me ordenó:“Que el Señor que comenzó en ti la obra buena el mismo la lleve a término…”  por la bondad de Dios se va realizando en mi vida.

Gracias el poder dar este corto testimonio para muchos ya conocido, no es novedad, y le pido al Señor, que, por lo menos me conceda llegar hasta las bodas de oro.