‘La puerta de la esperanza’, de Ed. Planeta
A continuación prólogo y parte de la página 13, textos que son bastante significativos. Prólogo: En noviembre de 1989 diagnosticaron al doctor Vallejo-Nágera un cáncer de cabeza de páncreas y desde el primer momento supo que su enfermedad era mortal. Le quedaban pocos meses de vida. No obstante, siguió cumpliendo con sus compromisos profesionales.
Terminó el libro que estaba escribiendo, “Aprender a hablar en público hoy”, y continuó asistiendo al espacio radiofónico que compartía en la Cadena Cope y a la tertulia del programa “A mi manera”, que dirigía Jesús Hermida en Televisión Española. En este último programa le hizo una entrevista Hermida en la que el doctor Vallejo-Nágera explicó el sentido de su vida, de su fe católica, y de su convencimiento de que la muerte es una puerta que se abre a la esperanza. Tuvo tal repercusión esa entrevista que decidió escribir un libro, “La puerta de la esperanza”, donde se narran diversos aspectos de su vida y del tiempo que le tocó vivir. Como la enfermedad avanzada le impedía escribirlo personalmente, requirió la colaboración de José Luis Olaizola, escritor con el que le unían lazos de amistad y compañerismo. Durante dos meses -los últimos de su vida-, ambos escritores trabajaron mediante conversaciones que iban grabando.
El libro, escrito con la sinceridad y la trascendencia de quien emprende la última recta del camino, desvela la singular personalidad de Juan Antonio Vallejo-Nágera, médico, pintor, encuadernador, escritor, deportista, y, por encima de todo, hombre, esposo y padre de familia.
José Luis Olaizola, acreditado novelista, ha sabido trasladar al papel esas conversaciones y completarlas con las de otras personas que conocieron al doctor Vallejo-Nágera, consiguiendo un relato con la fuerza y el verismo de una novela vivida.
Juan Antonio Vallejo-Nágera estuvo encargado de las cátedras de Psiquiatría y Psicopatología de la Universidad Complutense, y fue director por oposición del Instituto Nacional de Pedagogía Terapéutica y del Centro de Investigaciones Psiquiátricas de Madrid. Sus obras didácticas de psiquiatría han alcanzado gran difusión, de modo especial “Introducción a la psiquiatría”, con más de veinte ediciones en español, que se utiliza como texto en muchas universidades y que se ha traducido a varios idiomas. Paralelamente a las tareas científicas ha desarrollado una actividad literaria que culmina al obtener el Premio Planeta en 1985 con la novela histórica “Yo, el rey”, de la que es continuación “Yo, el intruso”. Otros libros suyos son: “Locos egregios”, “Concierto para instrumentos desafinados”, “Mishima o el placer de morir, españoles contemporáneos”, “Ante la depresión”, “Guía práctica de Psicología”, “Perfiles humanos”, “Vallejo y yo”, y “Aprender a hablar en público hoy” (Planeta).
Este último ha logrado un éxito sin precedentes en España. En menos de dos meses ha alcanzado seis ediciones, con más de cien mil ejemplares vendidos.
José Luis Olaizola, nacido en San Sebastián, vive en la actualidad en Boadilla del Monte, pequeño pueblo de la provincia de Madrid. Tiene una extensa producción novelística. En 1976 ganó el Premio Ateneno de Sevilla con Planicio, y en el mismo certamen -hecho insólito en la historia de la literatura- quedó segundo con su novela Lolo. En 1983 obtuvo el Premio Planeta con su novela histórica “La guerra del general Escobar”. En 1982 obtuvo el Premio de Literatura Infantil Barco de Vapor con su novela “Cucho”, de la que se han vendido doscientos mil ejemplares, cifra poco frecuente en ese género literario. Cucho, traducida al francés, obtuvo en 1989 el Gran Prix de l’Academie des lecteurs, que se otorga en Francia al mejor libro juvenil del año, siendo la primera vez que lo obtiene un español. En 1988 la Internationale Jugendbibliothek de Munich, calificó su novela “Micaela no sabe jugar” como White Ravens 1988. En 1989, su novela “Mi hermana Gabriela” fue Lista de Honor de la CCEI. En 1990 han visto la luz sus dos últimas novelas: “La China se va a Bolivia”, de la colección El Roble Centenario (Rialp) y “Hernán Cortés”, crónica de un imposible, en la colección Memoria de la historia (Planeta).
Pag 13, LA PUERTA DE LA ESPERANZA:
Dice el psiquiatra enfermo, Juan Antonio Vallejo-Nágera, que murió a los 63 años:
“Mira, a veces pienso que no he tenido una fe de adulto. Me preocupa mucho la parábola de los talentos. Yo he recibido mucho, por los padres que he tenido, por el ambiente en el que me he desenvuelto, por las oportunidades que se me han brindado, y me temo que no los he hecho fructificar suficientemente. Pero lo que siempre he tenido claro, incluso en momentos de pereza en la práctica religiosa, es la esencia de la doctrina. Nunca se me ha ocurrido faltar a la misa dominical y ese anclaje ha sido suficiente para que, cuando ha llegado el momento de enfrentarme con la muerte, haya reverdecido la fe de mi infancia y adolescencia, muy centrada y humanizada en las figuras de Nuestro Señor Jesucristo y de la Virgen. Veo con gran claridad que Jesucristo cargó con nuestras culpas para redimirnos, no del sufrimiento corporal de la enfermedad, sino del pecado y así abrirnos las puertas de la eternidad. También me doy cuenta de que la Virgen me va a ayudar porque es intercesora y siempre le tuve mucha devoción. Dios es misericordioso, eso los psiquiatras lo comprendemos muy bien porque también tenemos que serlo ante las aberraciones que pasan por nuestras consultas, y Dios que es mucho más sabio, lo entenderá y lo comprenderá mejor. Sé que podría haber hecho mucho más bien, pero, en fin, nunca es tarde. Voy a procurar hacerlo durante el tiempo de vida que me queda y tengo la sensación confortadora de que todo lo que haga desde ahora, pensando en Dios y por Dios, tendrá un doble sentido y una doble recompensa. El hacer el bien siempre es gratificante, pero al añadirle este sentido de ofrecimiento a Dios, se convierte en un gozo.”
LA PUERTA DE LA ESPERANZA, Ed. PLANETA, 1990. 28 edición
Juan Antonio Vallejo-Nágera y José Luís Olaizola