SAPERE AUDE (¡Atrévete a saber!)
HOY: ENTRE LOS CREYENTES HAY MENOS RUPTURAS Y VIOLENCIA FAMILIAR
La Razón, 23-XII-2009 publicaba una entrevista al recién nombrado Obispo Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, que lleva trabajando en la pastoral familiar desde 1990. Preside la subcomisión de Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal.
De manera amena y clara va respondiendo a las preguntas del periodista Pablo J. Ginés, apelando al sentido común y al sustrato que lo soporta, que es la ley natural, inserta en la criatura humana y que toca a cada uno libremente descubrir, porque tiene medios para ello. No hay más que acudir a cualquier declaración universal de derechos, para ver lo fácilmente que toda la humanidad (sus representantes) se ponen de acuerdo. El ejemplo más claro es la Declaración de Derechos Humanos. ¿Cómo es posible que tenga rango universal, si no hay un substrato natural, unas leyes que iluminen las inteligencias y que están dentro de la propia razón raciocinante?
Pero no. Hay quien se empecina en la alzada de mano, en que son fruto exclusivo del trabajo de los hombres. No se está hablando en estas líneas para creyentes, sino para personas a las que importa el bien común, la verdad, la felicidad, el bienestar, la hombría de bien. Reducir estos conceptos (y otros) a la mano del hombre entorpece el desarrollo completo de la humanidad, descalabra los sueños de un mundo mejor, la vida política se vuelve fea y vieja acudiendo al engaño y la mentira.
Y lo curioso es que los que defienden de boquilla esos derechos fundamentales, por otro lado los conculcan y atropellan. Incluso en su propio país y, no digamos nada, mostrando una insolidaridad total de hecho con los países desfavorecidos. Esto último resulta criminal, máxime cuando se dice que se hace mucho y no se hace nada; nada efectivo, que ayude al desarrollo y a salir de la miseria a miles de millones de personas.
Lo que, entre otras cosas, viene a decirnos Monseñor Reig, es que la familia es un fermento de unidad para la sociedad, que hay que respetarla y ayudarla de todo corazón.
Una buena democracia ha de poseer unos firmes sustratos éticos para que sea una buena opción de gobierno; si no, puede convertirse en la tela de Penélope.
Nombrado obispo de Alcalá de Henares en marzo, Juan Antonio Reig Pla lleva trabajando en pastoral familiar desde 1990. Preside la subcomisión de Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal, primera línea del campo de batalla contra las actitudes y leyes antifamilia de los gobiernos socialistas, y no sólo de ellos. Coordina la gran Eucaristía del domingo 27 en la plaza de Lima de Madrid, con el lema «el futuro de Europa pasa por la familia».
–Cientos de miles de católicos han salido a la calle a defender la familia: en 2005, en Valencia, en 2006, en la plaza de Colón, en 2007 y 2008… ¿ sirve de algo?
–Estos encuentros son un acto de gratitud a Dios, un fermento que recuerda que Dios está vivo, una propuesta de libertad para quienes nos contemplan. Si somos humildes y fieles a Cristo, no dudo de que los frutos llegarán a su tiempo.
–¿Qué puede hacer una familia si en su colegio católico se imparten materiales contra la vida o la doctrina, a veces con tolerancia del director?
–Es importante que los padres estén presentes en las asociaciones y consejos escolares para que se cumpla el ideario católico. En comunión, padres y profesores han de velar para que la educación evidencie el carácter sagrado de la vida, la bondad del matrimonio cristiano y la fe.
–Explique en lenguaje sencillo qué es la ideología de género.
–Hunde sus raíces en el feminismo radical, el marxismo y el liberalismo extremo. Pretende destruir la antropología cristiana, tomando como excusa a la mujer. Afirma que la diferencia entre hombre y mujer es un producto cultural, no natural. Apela a la libertad individual para que cada persona decida su orientación sexual. Se quiere introducir en la educación infantil y atenta contra la base del matrimonio y la familia.
–¿El divorcio o el matrimonio gay están aquí para quedarse?
–El divorcio no puede promulgarse como un bien, ni siquiera en nombre de la libertad. Las leyes deben proteger el matrimonio y la familia, que con sus hijos da origen a la sociedad. Para cambiar la sociedad respecto al divorcio y las uniones de personas del mismo sexo es importante la evangelización y dar a conocer la maternidad de la Iglesia, que acoge a todos y anuncia con misericordia la verdad del Evangelio de Cristo.
–Muchos comparan aborto y esclavitud, pero la esclavitud en EE UU desapareció con una guerra, no con democracia.
–Estoy convencido de que, como sucedió con la esclavitud, en pocos años nos lamentaremos del holocausto del «aborto procurado». Provoca la muerte de inocentes y daña a las madres. El Estado, contra todos los datos científicos, afirma como derecho el destruir a los inocentes.
–La Iglesia tiene decenas de centros de orientación familiar. ¿A qué se dedican?
–Son voluntarios y profesionales que usan la fe y la razón para curar heridas personales, matrimoniales y familiares, con resultados muy alentadores. Se sustentan con donativos y apoyo de los fieles.
–Un estudio de 2006 de la Universidad Abat Oliba mostraba que entre los ateos la ruptura familiar es el doble de lo que estadísticamente correspondería.
–Entre los creyentes el índice de rupturas es más bajo, y también la violencia doméstica. Cristo enseña a amar y perdonar, con su gracia, incluso a los enemigos.
–Chesterton decía que la familia es una «célula de resistencia a la opresión».
–Sí, porque en la familia cada uno es amado por sí mismo, no por lo que hace. Es una plataforma para salvaguardar lo más humano: el amor.
Las familias rotas llenan la cárcel
Este obispo alicantino no tiene tiempo para el aburrimiento. Ya ha visitado las cinco cárceles de la diócesis de Alcalá de Henares y en todas ha visto los resultados de familias rotas. Como presidente de la subcomisión episcopal de Familia y Defensa de la Vida y Decano de la Sección Española del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia, tiene una probada experiencia en la «guerra cultural» para defender la propuesta familiar cristiana. Ha sido obispo de Castellón, de Murcia, y desde marzo está cerca de Madrid, donde los obispos cuentan con él para cubrir el flanco esencial que la familia representa en la fe.