El reiki es invocar demonios con signos japoneses: para dejarlo, 5 consejos de un ex-practicante
Eduardo es un español que ha explicado su experiencia con el Reiki y la Nueva Era a Religión en Libertad.
“Yo aprendí en mis carnes que las ofertas de la Nueva Era no son lo que parecen, que las supuestas energías que te venden no son energías, no vienen ni de la tierra, ni muchísimo menos de Dios. La gente no sabe dónde se está metiendo”, denuncia Eduardo.
La forma más común de caer en el Reiki es sufrir alguna enfermedad y buscar algo alternativo, a menudo por consejos de amigos, pseudo-terapeutas, etc…
– Uy, tú lo que necesitas es que te hagan un poco de Reiki…
– Rei… ¿qué? ¿Eso qué es lo que es?
– ¡Reiki, hombre! Es una terapia buenísima para todo… Te cura y te mejora todo tipo de enfermedades físicas y psicológicas. Incluso te puede ayudar a morir, si es que ya ha llegado tu hora. Puede ser como una terapia o tratamiento paliativo…
Diálogos así, señala Eduardo, llevan al Reiki a muchas personas.
Sin formación sobre el mal y lo sobrenatural
“Te quedas con cara de póker. Suele resultar que tú eres (como lo era yo) un total analfabeto en temas religiosos. De pequeño te bautizaron, pero tú no te acuerdas. Hiciste la Primera Comunión vestido de blanco, porque la hacían tus amigos pero realmente no te habías enterado muy bien de lo que estabas haciendo. Y jamás ningún cura en 12 años de colegio católico y catecismo te habló sobre el mal, Satanás, el demonio… Nunca te advirtieron que no debes abrir una puerta al demonio, que después cerrarla cuesta meses o años de oración y de ni-te-imaginas”, explica Eduardo.
Y así la persona se apunta un teléfono, llama y acude a su primera sesión de Reiki.
El anzuelo del bienestar
“El Reiki habla de una técnica japonesa de energía canalizada para la sanación. Te explican que tenemos chakras -puntos energéticos en el cuerpo- y seguramente nos dirán que tenemos el aura de color un poco pálido y que eso denota enfermedad. Y te dicen que no te preocupes porque impondrán sus manos sobre nuestro cuerpo y todo se irá yendo progresivamente…”.
“Y el problema es que eso parece al principio. Llegas a notar una pseudo sensación de bien estar, una falsa sanación de síntomas… Es un anzuelo para que pienses que todo eso es maravilloso. También piensas: Uy, yo aquí tomando medicamentos y destrozándome el hígado, cuando todo esto se puede resolver con una imposición de manos”.
El segundo paso, dice Eduardo, es preguntar al operario:
– Oye, perdona, y para hacer esto, ¿qué es lo que hay que estudiar?
– Pues nada en especial, esto lo puede hacer todo el mundo -suele ser la respuesta. -Solamente tienes que hacer un sencillo curso y pasado el primer nivel ya uno empieza a ser canal de energía y ya la empiezas a notar en las manos. Y a partir de ahí ya no tienes que venir a que te lo hagamos aquí, porque tú mismo ya puedes autosanarte.
“El tercer paso si eres un poco curioso, como yo lo fui en su día, es apuntarte al siguiente curso que hagan”, señala Eduardo. “Y no se crean ustedes que en estos cursos se mete gente rara, con problemas sociales o con una vida diferente a la de cualquiera. No, esos cursos están llenitos de gente de toda edad y clase social. Especialmente jóvenes como yo, ansiosos de poder sanar a otra gente. Jóvenes que no saben que le están abriendo la puerta al demonio”.
Amor, meditación y buen rollito
“Llegas al curso y un grupo de gente te habla de paz, amor, meditación y buen rollito… Energía positiva para tu vida y la capacidad de auto-sanación que tiene el mundo entero. Una energía que Dios repartió a la tierra”.
“Según algunos de ellos, a los sacerdotes no les conviene contar esto porque a ellos les interesa tener el poder de sanación de enfermos en exclusiva. Y te dicen aquello de: ‘con la iglesia hemos topao, ya sabes’. Y tú lo ves todo claro y piensas que puede que tengan toda la razón e inmediatamente te metes en vereda con los chakras, las capas, el aura, la reencarnación, los seres de luz, los maestros de luz, etc… Y te compras un millón de libros porque acabas de descubrir un maravilloso mundo nuevo”.
“Durante ese curso, se realiza un ritual. Antes, te dan una enseñanza teórica sobre chakras y un batiburrillo de todas las religiones del mundo mezcladas y manipuladas. Y eso se convierte en el dogma de fe número uno en tu vida. Ya hasta te apetece comprarte una túnica y pintarte un lunar en la frente, el tercer ojo”.
Das permiso para sentir las energías
“Después te sometes a un ritual donde te hacen un bailecito japonés y das permiso para sentir las energías. Te tiras 3 horas intentando aprender un símbolo japonés. Te pones a dibujarlo hasta que ya te sale hacerlo sobre un papel, sobre una pared y sobre un cuerpo, hasta que ya lo dibujas con la vista sin tener quetrazarlo. Luego, otras 2 horas para aprenderte su extraño nombre en japonés. Pero a las pocas horas, al fin, el símbolo ya es tuyo. Y ya empiezas a utilizarlo. Hay que repetirlo 3 veces para ‘llamar a la energía curativa’. Y a partir de ahí ya empiezas a sentir esa energía, como eléctrica en las manos. Y te dicen que se puede utilizar para todo”.
“Vas a tu casa, marcas la casa entera con el símbolo y se lo cuentas a tus amigos y amigas y vecinos y a la gente que más aprecias en la vida y les dices: amigo, amiga, tienes que aprender a hacer esto”.
“El paso siguiente es reunir a tu grupo de amistades más fiel y convencerlos para que ellos también se hagan el curso… Hasta que lo hacen…”.
Maestros invisibles y cosas sobrenaturales
“Y el penúltimo paso antes de enfermarte, es meterte ya en esa secta hasta puntos insospechados y de repente ir descubriendo que los maestros de Reiki (se alcanza el grado de maestría cuando te has sometido a 4 rituales fantásticos, cada uno con sus símbolos japoneses) son capaces de hacer cosas ‘sobrenaturales'”.
Según Eduardo, a partir de cierto nivel, los “maestros de Reiki” parecen realmente ser “capaces de adivinar cosas, saber cuándo va a haber un terremoto, entender lenguas muertas, ver espíritus pasando por por el salón de su casa”. Además, ellos mismos explican que obedecen las órdenes de un invisible “guía espiritual” que según ellos es un “ángel de luz” que es el encargado de guiarlos por su camino espiritual.
Así, lo que empezaba como “una energía curadora”, impersonal, canalizable… pasa a ser, a niveles altos, una relación con entidades espirituales invisibles que otorgan conocimientos ocultos.
Es decir, el Reiki implica el trato con las entidades espirituales malignas que la tradición judeocristiana y la Iglesia llama demonios.
El demonio se cobra su precio
“El demonio, que ya sabe que tú lo sabes, no va a permitir que tú vayas contando esto tan alegremente por ahí. Irá a por ti. Lo más leve que te podrá hacer es empezar a arruinarte la vida en todos sus campos, especialmente en el económico/laboral. No te extrañes si tienes una racha de mala suerte que perdura en el tiempo y que no se termina nunca. Ni te extrañes de discusiones en tu hogar que no sabes ni por qué empiezan ni, mucho menos, por qué no se terminan nunca. Y luego empezarás a enfermar en mayor o en menor medida. Todo es progresivo, no suele ser de un día para otro”, afirma Eduardo.
“Las personas que practican el Reiki, en general no están conscientes de que están llamando a los espíritus de Reiki cuando envían Reiki o están iniciando a otros. Invitan a los espíritus del Reiki dibujando el símbolo japonés de un demonio específico y les invitan llamando su nombre 3 veces, de esta manera pueden enviar la energía Reiki a alguien. También por los mismos símbolos, inician a alguien espiritualmente al Reiki, abriendo, por rituales, acceso a estos espíritus del Reiki para que el fluir de la energía Reiki pueda venir. Los Reikianos son engañados por las manifestaciones y el bienestar a corto plazo”.
Eduardo identifica así los 5 dibujos clásicos de la iniciación en el Reiki:
1- Dai-ko-myo, demonio principal, soberano del Reiki
2– Hon-cha-se-shonen, el espíritu de contacto del Reiki. Símbolo y espíritu para el segundo nivel de Reiki, para hacer contacto con una persona o una situación distante. Significado: “de mi divinidad a la tuya”. Se usa en todas las iniciaciones e incluso está escrito en la mano en el ritual para el segundo nivel de Reiki.
3- Sei-heki, espíritu de guía, del Reiki. Símbolo y espíritu para el segundo nivel de Reiki, para influir en los niveles subconscientes. Se puede usar en la manipulación de personas. Este espíritu revela mucho sobre la gente y sus situaciones, y envía esta información al “tercer ojo”. Este símbolo también se usa en todas las iniciaciones de Reiki.
4-Tjoko-rei, principal espíritu del Reiki. Símbolo y espíritu para el segundo nivel, activa o incrementa la energía reiki que se envía sobre alguien. Significa: “dios, ven aquí”, mandando actuar a la divinidad del reiki.
5- Ling, espíritu principal del Harbori-reiki. Símbolo y espíritu para enviar o incrementar energía: es popular en España.
Hay muchas diferentes formas de reiki que usan otros símbolos, dan nombres a espíritus (ling, raku, dragon de fuego, etc y demonios del satanismo). Cada maestro de Reiki es libre de mezclarlo con lo que quiera. Eduardo señala distintos gurús orientales y líderes de sectas que han creado su variante: reiki de Osho o Reiki de Bagwan, Reiki de Saibaba, Reiki de Yoga, de Karuna, de Harbori, de Rainbow-reiki… etc.
Cuando los materialistas hacen espiritismo
Eduardo señala que muchos usuarios de Reiki son personas vagamente materialistas, atraídos por esa idea de una energía que no es religiosa, y es difícil explicarles lo que se descubre a niveles más avanzados: que es un edificio construido sobre el trato con espíritus.
“A la gente a la que le he intentado explicar que esto viene del demonio, se han echado a reír y se piensan que el que estoy en una secta soy yo”, lamenta. Sin embargo, la experiencia pastoral de sacerdotes exorcistas católicos de todo el mundo confirma lo vivido por Eduardo.
“Tengo más de 50 amigos y amigas metidos en esto, y estoy rezando para que no se enfermen como yo lo hice, pero creo que es inevitable. En la escuela de masajes que hay en los bajos de mi edificio anuncian cursos de 2º nivel de reiki por 200 euros. ¿Qué se supone que tengo que hacer? ¿Rezar Rosarios, rociar con agua bendita el local? Es complicado hacerles entender que están invocando demonios japoneses en el edificio donde vivo”.
Por eso, pide “instruir a los jóvenes en los colegios y en las parroquias”.
Para los ateos, tiene un mensaje muy concreto. “Si eres ateo y no crees en nada, al menos no hagas nada: mejor eso, que hacer algo de lo que te puedes arrepentir el resto de tu vida”.
Eduardo también cree que el gesto de imposición de manos del reiki es como una mofa o burla del demonio respecto a la oración con gesto de imposición de manos de los cristianos, como se da por ejemplo en la Renovación Carismática Católica, “que en Latinoamérica es muy normal que ayuden en las liberaciones, mientras que aquí en España estamos a uvas como con casi todo”.
Los 5 consejos para dejarlo
Eduardo añade 5 recomendaciones para los que ya se metieron en el reiki y quieren dejarlo.
“Si ya te metiste y ya empezaste a darte cuenta de tu gran error, estos son mis consejos:
1- Haz una Confesión completa de vida. Busca un sacerdote y confiesa todo. Empieza por decirle que faltaste al primer mandamiento y que hiciste una práctica espiritual que es una gran ofensa a Dios. Arrepiéntete de corazón y recibe absolución. Infórmate bien de lo que conlleva cumplir los mandamientos porque en España, casi nadie los está cumpliendo.
2- A partir de ese momento, haz vida 100% cristiana. Misa y comunión diaria. Rezar mínimo un Rosario al día.
3- Busca en Internet oraciones católicas de sanación, liberación y renuncia al mal, y rézalas.
4- Haz alguna novena pidiendo una completa sanación y liberación. Esto no es magia, salir de esto se tarda y es proporcional al tiempo que hayas estado practicando…
5- En casos muy graves, busca un sacerdote exorcista experimentado”.
Puedes escuchar aquí un testimonio sobre el poder del Reiki pulsando: AQUÍ
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(Artículo de Hemeroteca de ReL, publicado originalmente el cuatro de abril de 2013)