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DOMINGO DE RESURRECCIÓN

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Aquí os presentamos la meditación de nuestro Párroco sobre el día grande de nuestra fe, el Domingo de Resurrección.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

Celebramos en este día el acontecimiento que ha transformado el mundo: La Resurrección del Señor. Donde la Vida ha triunfado sobre el pecado y la muerte. Son frases muy manidas, pero no por eso menos ciertas y reales. A partir de este hecho, el mundo empezó a ser distinto y toda una nueva concepción de la vida, del hombre y de la sociedad se ha impuesto en el mundo. El Acontecimiento Jesucristo transformó la faz de la tierra. Y nosotros somos sus herederos.

Es un día importante para celebrar, si bien tiene un punto de tristeza a su vez por no poder hacerlo con el esplendor exterior que la ocasión requiere. Pero el motivo de celebración está ahí y confío en que se haya notado en la vida de cada uno.

Con la Resurrección se anuncia un tiempo de esperanza para los discípulos. Retomaron la alegría que habían perdido y así tras la borrasca vino el sol. Pero un huracán deja destrozos. Lo mismo pasó en la Semana Santa de los apóstoles. Duro un tiempo la desolación pero el final valió con creces. Vamos a pedir que sea así tras esta debacle mundial. Con la Resurrección no se solucionaron los problemas y nada volvió a ser igual para aquellos hombres. Con la Ascensión y la partida del Maestro volvieron a tener miedo hasta Pentecostés y luego llenos del Espíritu Santo se lanzaron a predicar a un Maestro que murió crucificado, algo inaudito, pero que con la ayuda del Espíritu Santo removía los corazones y se adherían las gentes a la fe. Lo que siguió no fue fácil, comenzaron a predicar y tuvieron que emigrar obligados por la persecución, que no les abandonó durante siglos, y así se expandió la fe. Pero Dios se servía de ellos para engendrar nuevo cristianos y por tanto hijos de Dios y lo hacían con ardor y alegría. ¿Os suena y recuerda esto a algo? Verdad que sí. Hemos de tener la certeza de que, si somos fieles, Dios sacará mucho fruto para las almas de esta situación. Ya lo está haciendo, pero veremos mucho más.

La Resurrección es triunfo, y diría que a lo bestia, pero pasaría en su tiempo desapercibida. Solo los pocos discípulos se alegraron y transmitieron esa alegría. Poco después llegarían las persecuciones, que ya Jesús había anunciado al predicar las bienaventuranzas.

Todo está escrito. No sucede nada que no se haya predicho. Es tiempo de fiarnos más de Dios y transmitir la alegría de la salvación.

Cristo triunfa en cada uno de nosotros cuando nos acercamos a Él y dejamos que nos cure, sane heridas, perdone pecados y nos cambie el corazón. Normalmente no es nada aparatoso, transcurre como el hecho de respirar, algo que hacemos inconscientemente, pero con fruto. Solo percibimos su ausencia y hasta entonces ni lo notamos. Ese es Jesús, que nos oxigena constantemente y purifica nuestra vida sin que lo percibamos, pero su acción es real y cierta. Cada vez que le recibes en la comunión, te dejas reconciliar con Él, le permites entrar en tu vida, El té transforma sin que te des cuenta. A lo mejor, has pensado que lo hacías tú solo, pero Él siempre ha estado contigo para hacerlo y te puedo asegurar que es más mérito suyo que tuyo. Esto para que te llenes de agradecimiento a El

Hoy querría sugerirte que mires en tu interior y revises que hay que cambiar: soberbia, pereza, afán de riquezas, egoísmo, rencor, etc. y pídele que se haga presente en tu vida a través de la sanación. Él ya lo hace, como hemos visto, pero sería bueno que fueses consciente de esa realidad. Cuando Cristo ayuda todo parece facilísimo. Es la prueba de que se hace presente en tu vida aunque pase desapercibido. La fuerza de Cristo no se hace presente cuando todo te va bien, sino cuando lo que te parecía imposible resulta fácil. Cuando en la dificultad todo parece oscuro y sin embargo uno sigue adelante con fuerzas. Dios está más cerca de ti en las pruebas de la vida, que en las alegrías que vienen solas.

La Resurrección es fuente inagotable de esperanza pues lo imposible se hace realidad. ¿Qué aprendieron los apóstoles de esos días previos?: su falta de fe, su debilidad, su incomprensión, su ineficacia, y también donde encontrar su fuerza, aunque de todo esto serían conscientes tras Pentecostés. El Espíritu Santo es, pues,  crucial. Ellos siguieron siendo los mismos pero su fundamento y el pilar de su existencia no fue lo mismo. Aprendieron que si se apoyaban en ellos la cosa no funcionaba y si se fiaban de Dios las cosas salían.

¿Qué estás aprendiendo de este confinamiento, de esta cuaresma prolongada y de esta pasión en algunos casos? ¿El pilar de tu vida va dirigiéndose más a Jesús o sigue anclado en ti mismo y en tus fuerzas y capacidades? Te recomiendo que apuntes los propósitos, porque cuando volvamos a la vida anterior se van a olvidar y no se puede desaprovechar este tiempo que el Señor nos ha concedido.

Cristo resucita tras pasar por la Cruz y nosotros saldremos transformados si seguimos sus pasos tras esta cruz pesada.

Terminado el Triduo Sacro, os dejaré descansar con tanto escrito, que iré espaciando, pero no significa que me olvide de vosotros. Sigo poniéndoos en la Misa de cada día y anhelo el momento de volvernos a reunir juntos en la celebración. Y confío en que no lo hagamos como fieles sino como verdaderos hermanos en nuestro Señor, que tras su Pasión y Muerte nos ha regalado Su Resurrección.

FELIZ PASCUA y Dios te bendiga.

 

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