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Lolo, un beato del siglo XX

Pocos procesos de beatificación se inician tan sólo unos años después de que la persona fallezca. Pocos son los testigos de primera mano que pueden alabar la vida y obra de esa persona durante dicho proceso, y mucho menos, pocas son las ciudades que mantienen en su memoria más reciente los hechos milagrosos que se produjeron hace menos de 40 años. Por todo ello, y por lo que supone la propia figura de Manuel Lozano ‘Lolo’ en su ciudad, el proceso de beatificación de este periodista linarense se sigue con gran atención por miles de cristianos de la ciudad.
Por todo ello, muchos fueron los linarenses que en el día de ayer quisieron acompañar a Lolo, así como a su familia y amigos, en uno de los momentos más emotivos dentro del proceso de beatificación del periodista. La exhumación de sus restos mortales para depositarlos en la urna en la que quedarán definitivamente, un hecho que por primera vez se realiza en la Diócesis de Jaén para un joven laico, ha supuesto el último de los pasos dentro de un proceso que se iniciaba en el año 1993 con la creación de una Asociación canónica para iniciar el proceso.
Una beatificación que, desde la Asociación de Amigos de Lolo y sus familiares, podría llegar la próxima primavera después de que el pasado mes de septiembre los PP. Cardenales y Obispo que forman la Congregación para las causas de los Santos en el Vaticano aprobaran como milagrosa la curación de un niño gracias a la intercesión del Venerable Manuel Lozano Garrido, joven de Acción Católica, escritor y periodista, inválido en silla de ruedas más de 28 años y ciego al final de su vida.
La exhumación, que se produjo durante algo más de dos horas en el interior del Convento de las Carmelitas Descalzas de Linares, a puerta cerrada, contó con la presencia de tres médicos, un forense, y el Tribunal Canónico formado por un juez, un promotor de Justicia y un notario.
El milagro
Entre los numerosos asistentes al solemne acto del traslado de las Carmelitas, donde descansarán los restos de Lolo, ocultos, hasta ser declarado beato, no sólo se encontraban amigos y familiares, también el propio niño sobre el que Lolo obró su milagro.
Fue hace 38 años cuando Rogelio de Haro, sobrino nieto de Manuel Martínez, enfermo de sarampión, agravó tanto que degeneró, en breve, en peritonitis. Fue intervenido, pero a los pocos días la enfermedad degeneró en íleo paralítico por lo que precisó una nueva intervención. La gravedad aumentó hasta producirse cólico fecaloideo. El niño había pasado de 14 kilos de peso, a solo siete y no respondía a los fortísimos tratamientos antibióticos. Se produce un agravamiento con estado de septicimia por pseudomonas, esperándose la muerte inminente.
En los momentos de más peligro, se le colocó el Crucifijo de Lolo bajo la almohada de la cabecita, y siguió la curación. «El milagro para mí llegó 24 días después de angustia esperando que muriera mi hijo. Un día de pronto tuvo un cambio bastante grande y en sólo cinco días se curó de forma inexplicable, incluso para el médico. Fue entonces cuando me di cuenta de que era un milagro de quien a yo pedía por él con tanto fe, a Lolo», explica la madre de Rogelio, María Antonia Sagra.
El proceso sobre esta curación se tramitó en 1999-2000, y una vez que fue declarado Venerable el Siervo de Dios (así es la praxis de la Congregación para las Causas de los Santos), a los pocos días de tal declaración (el 17 enero 2008) fue estudiado el caso por los médicos de la Congregación Vaticana y un mes después por los PP. Teólogos de la misma Congregación. Unos y otros expresaron su voto favorable.
Su vida y virtudes heroicas fueron declaradas por Benedicto XVI el día 7 de diciembre de 2007, que de ese modo le otorgaba el título de Venerable. En el decreto de tal fecha se decía: «la enfermedad era la causa de su santificación, el sufrimiento era su cátedra».
La beatificación
Testigos, amigos y familiares esperan que pronto tenga lugar la beatificación de Lolo, que casi con toda seguridad tendrá lugar en Linares. Una ciudad que, como destaca su sobrina Lucía Lozano, ha sido testigo de la vida de Lolo y su obra.
No en vano, cuando la enfermedad y la invalidez total hizo presencia en la vida de Manuel Lozano, éste se convierte en escritor y periodista fecundo desde su silla de ruedas con nueve libros y cientos de artículos de prensa, que son para él el cauce de su afán evangelizador. Su casa se convierte en centro de orientación, de alegría y de vocación para muchísimos jóvenes, y en centro de apostolado entre los enfermos. Será este sábado, cuando el Santo Padre mantenga una reunión para establecer el día de la beatificación de Lolo, casi cuarenta años después de su muerte.

IDEAL.es 18.12.09 – 01:00 – IRENE TÉLLEZ | LINARES.