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6 modos en los que se introduce la eutanasia en la sociedad y 3 consecuencias de su legalización

La eutanasia podría ser una realidad en España a corto plazo.  El PSOE ha presentado un proyecto de ley que ha sido admitido a trámite y que ya ha encontrado el apoyo de otros grupos políticos. En países como Holanda o Bélgica es ya una realidad desde hace años y se han visto ya los excesos de una normativa que ha asustado incluso a algunos de los que la promovieron.

Los argumentos para defender la eutanasia suelen ser similares en todo el mundo: la autonomía del paciente, evitar el encarnizamiento teparéutico, tener una muerte digna… Estas son palabras que salen a relucir en el debate sobre si se debe legalizar o no. La plataforma Vida Digna, centrada en la lucha contra la eutanasia y el suicidio asistido, desmonta estos pseudoargumentos y también alerta de las consecuencias en las sociedades en las que ya es legal:

6 modos de introducir la eutanasia en la sociedad

1. Exaltación sin límites de la autonomía del paciente
Este es en este momento el modo más frecuente de defender y proponer la legalización de la eutanasia, que ya no se centra tanto en la muerte por compasión como en el autonomismo, en el que se exige un supuesto derecho a decidir la muerte en el lugar, el tiempo y el modo en el que uno decida, obteniendo además la cooperación del médico.

El Partido Socialista (PSOE) ha presentado con orgullo el proyecto de ley para legalizar la eutanasia

Los expertos en Bioética recuerdan que a la autonomía es preciso darle su más pleno sentido, por lo que es importante recordar que no existe un “derecho a la propia muerte”.

Del mismo modo, esta autonomía del paciente tiene que ir de la mano de la experiencia y buena práctica médica. Por lo tanto, crear un antagonismo entre la autonomía del paciente por un lado y el profesional sanitario por otro conduce a un grave daño personal y social.

Por otro lado, no puede considerarse la autonomía del paciente como un asunto meramente individual de cada paciente, pues conlleva repercusiones indirectas y efectivas en el resto de pacientes. En la práctica, la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido tiene un efecto pedagógico en otros pacientes como una respuesta ante sus propias circunstancias.

Y, además, alertan de que no es posible establecer como derecho algo que colisiona con el deber de terceros, en este caso los médicos, cuya obligación es cuidar y preservar la vida.

2. Evitar el encarnizamiento terapéutico 
La obstinación terapéutica es una falta deontológica, pero este hecho no puede ser utilizado por los grupos proeutanasia para pedir la retirada del soporte vital básico como es la hidratación y nutrición que se debe administrar como cuidado a todo paciente con dependencia.

En estos momentos es importante recordar que no es encarnizamiento terapéutico la alimentación e hidratación que se necesita para vivir, y que, por eso mismo, es considerado un cuidado básico.

3. El interés social y el principio económico de relación coste/beneficio
No es un argumento del que se hable directamente, sino que está oculto pero muy presente. Más ahora con una sociedad muy envejecida. Así, detrás de algunas campañas a favor de la eutanasia se ocultan razones de gasto público.

Procurar proporcionar el mayor bien al mayor número de personas, según los recursos disponibles, es importante en cualquier política sanitaria. Pero no puede servir para encubrir una mentalidad eugenésica.

4. Una “muerte digna”
Este es uno de los términos más utilizados y con el que más se intenta blanquear la eutanasia
.  En caso de grandes sufrimientos se llega a plantear hasta como un acto de misericordia.  Todo un eufemismo que lo que busca es dar muerte. Ante esto, desde Vida Digna lanzan varias preguntas: ¿No estarán más bien buscando una salida rápida para resolver el problema? ¿No hay más dignidad en la valentía de afrontarlos, solicitando los recursos necesarios y encontrándolos?

 

¿No es exigible al Estado una respuesta más acorde a la auténtica dignidad de la persona (apoyo familiar, bajas laborales de cuidadores, desarrollo de unidades paliativas de calidad, recursos psicológicos, sociales, rehabilitadores, etc…) ¿No es esa la función del Estado para una muerte digna auténtica, garantizar una vida digna hasta el final?

5. Una defensa de la calidad de vida
En muchas ocasiones pedir la eutanasia es una señal de un cuidado insuficiente. El paciente tiene dolor, miedo de lo que pueda pasar, está angustiado o se siente solo. En estos casos, la eutanasia no es la solución sino una señal clara de necesidad de mejora de la atención.

Calidad de vida no debe ser un criterio para determinar si se puede terminar la vida, más bien debe entenderse como un deber social de atención paliativa de calidad.

6. Una opción más para las personas
Desde el punto de vista práctico, la apertura a esta opción de suicidio asistido significaría, paradójicamente, una enorme constricción del ejercicio de la libertad. Porque elegir la muerte no es una opción entre muchas, sino el modo de suprimir todas las demás opciones.

Por otro lado, no es desdeñable el desencadenamiento de una fuerte presión social, sutil o abierta, para que las personas ancianas o con grandes enfermedades y deficiencias se vean conducidas a elegir esta opción.

3 consecuencias de la legalización de la eutanasia

1. En las sociedades en las que se legaliza 
En países como Holanda o Bélgica, sus habitantes en un alto porcentaje han asumido que la eutanasia voluntaria es algo aceptable. Sin embargo, esas mismas sociedades han ido aceptando, o al menos no se han rebelado, la eutanasia involuntaria a personas enfermas o ancianos. Es lo que se llama la pendiente resbaladiza. Una vez que se aprueba los supuestos son cada vez mayores. Eutanasia voluntaria provocará eutanasia no voluntaria.

Boudewijn Chabot, psiquiatra y profesor, es considerado el padre de la ley de eutanasia en Holanda, donde en 2016 más de 6.000 personas murieron debido a ella. Ahora él mismo se muestra asustado por una ley que “está fuera de control”

2. Efectos de la eutanasia sobre la actuación médica
En la legitimación de la eutanasia se induce una complicidad del médico, pues la eutanasia socava la confianza que debe presidir la relación médico/paciente, de la cual forma una parte esencial el convencimiento de que el médico no abandonará nunca a su enfermo ni nunca le infligirá ningún daño deliberado. En definitiva, se genera desconfianza cuando se es tratado por un médico que practica la eutanasia: al otorgar al médico el poder de matar al paciente éste ya no puede estar seguro de qué papel juega el médico.

Tiene lugar una pérdida de valores intelectuales y profesionales que implica el abandono por el médico de su oficio de observador científico y de protector compasivo de la vida. En efecto, la facilidad de aplicar la muerte provoca un desinterés por la toma de la historia clínica, por la ejecución de la exploración, por el rigor del juicio diagnóstico. La indicación puramente intuitiva de la eutanasia simplifica el trabajo del médico.

Tener legalizada la eutanasia conlleva una valoración diferente de la ambivalencia, la ansiedad y depresión que subyacen en una petición de muerte, pudiendo morir aterrado sin que nadie se dé cuenta de ello. La experiencia clínica muestra las fases de rechazo- negación etc. existen y deben ser exploradas y tratadas.  Mientras sea ilegal la eutanasia, la exploración y tratamiento con cuidado, destreza y diligencia están salvaguardados.

El paciente nos está diciendo que no quiere vivir “así”, pero no se investigan sus necesidades primordiales (familia, soledad, necesidades espirituales, etc) que con los recursos y alternativas oportunas el paciente se encontraría satisfecho. Mientras hay vida hay esperanza de poder hacer algo que dé significado a la vida, que transforme su vida mientras dure.

3. Cambios en la investigación de enfermedades y en el avance de la Medicina
Se pondría freno inmediato al interés científico en vastas áreas. Si los que padecen enfermedades hereditarias o al que sufre la enfermedad de Alzheimer se les puede aplicar la “muerte dulce”, ¿qué puede motivar estudiar las causas y mecanismos del envejecimiento cerebral o la constelación de factores que determinan la demencia?

La eutanasia no cambia a la Medicina, ni amplía el campo de la actuación del médico. La eutanasia sustituye a la Medicina, y es en el fondo, una manifestación más de la aceptación de la violencia en la sociedad de nuestro tiempo.

 

ReL, 29 mayo 2018